En las colecciones de pintura del siglo XIX del Prado el retrato infantil está bien representado. Esta exposición reúne obras realizadas entre 1842 y 1855.
En el periodo isabelino los mejores retratos de niños se llevaron a cabo en la corte madrileña. Allí el pintor decano era Vicente López, que interpretó a su modelo como mujer en pequeña escala, si bien la evocación de la naturaleza como topos asociado a la niñez resulta ya moderna, lo mismo que en Rafael Tegeo, más fiel a la condición infantil de la efigiada. Federico de Madrazo, por su elegante seguimiento del ejemplo Velazqueño, y Luis Farrant, inspirado también en la tradición española, suponen un cambio. Carlos Luis de Ribera y Joaquín Espalter presentaron a sus modelos al modo burgués europeo en sendos parques, campestre el primero, urbano el segundo.
Sevilla, donde se formaron Antonio María Esquivel y Valeriano Dominguez Bécquer, fue otro foco importante. Allí, la tradición de Murillo y su gusto por las atmósferas doradas sobre las que podrían destacar las calidades de los rodtros y las manos infantiles, eran muy apropiadas para las representaciones de los niños ante un paisaje. También lo fue la influencia del retrato británico y de su predilección por las actitudes graciosas y los fondos naturales.
Javier Barón, Jefe de Conservación de Pintura del siglo XIX. Comisario de la exposición.
La Infancia Descubierta
La infancia descubierta (Retratos de niños en el Romanticismo Español).
Madrid Museo Nacional del Prado – SALA 60, planta baja.
18.010.2016 – 15.10.2017